En ocasiones sueño, le
doy permiso a mi imaginación para creer
que puedo ser como el viento que llega, así sin motivo aparente y se queda ahí
adormilado, sin pedir permiso, siento que me acaricia el rostro y deja en el su
huella… Siento como su aliento me desborda y se bebe mis horas…Me gustaría ser
ese aire que viaja sin pagar peaje alguno, viaja a través de los inmensos cielos, contempla la grandeza de la vida y se
desliza jugando entre las nubes,
columpiándose en las estrellas. A veces pienso en que desearía transformarme en
un ave o tal vez en ese sol que ilumina los caminos oscuros, para contemplar
junto a la luna, esa agua que corre sin prisa por los ríos. Corre sin que nadie
ni nada la detenga, se desliza sin preocupación alguna, sin saber dónde ha de
llegar…
Quiero ser ese aire que
atrapa los pensamientos y que tiene la magia de hacer volar los recuerdos hacia
el infinito, aire que es capaz de embalsamar esas hojas que caen sin querer de
los árboles, que la contempla y la transporta por la inmensidad del espació
dejándola caer en alguna mano vacía…Quiero ser ese oxígeno, que lleno de vida
se aposenta en los pulmones y le susurra al corazón que palpite al compás de
las emociones, sentimientos que llenan cada rincón de la vida de auténtica
existencia…Quisiera volar, elevarme alto, muy alto para revolotear entre los
sueños haciendo desaparecer cada una de esas pesadillas… Secando así, cada
lagrima que se bebe sin querer la ilusión, agitando las gotas del rocío, gotas
de amor que con los trocitos de cielo
crean un rompecabezas en forma de corazón…Quisiera ser un vuelo eterno, para
respirar poemas y beberme esos versos profundos, versos en los que las letras
se enredan conmigo misma. Diseñando así,
una nueva forma de vivir, desempolvando esos sueños atrapados y guardados en mi
alma. Sueños repletos de suspiros y de aromas desteñidos por esa exigencia tan eterna…
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