lunes, 24 de febrero de 2014

Ellla misma....

En ocasiones siente la necesidad de cerrar los ojos y pensar en él, en ella o tal vez en los dos…Atrapados por la atmósfera del silencio, un espacio tan tenue y tan frío a la vez…Un espacio entre la nada y el todo….Ella misma siente como al llegar la noche  tiene la necesidad de abrir la puerta al mundo de las fantasías, al bosque donde residen las hadas más dulces y los duendes más bellos…. Ella tan solo, se da permiso para  dejar entreabierta esa puerta a ese jardín, cuando está completamente segura de que nada ni nadie la mira, excepto esa luna lunera tan suya…Una luna que junto a las estrellas son las auténticas cómplices de sus des corduras. A ella le apasiona camuflarse entre los sonidos de las canciones y vestirse con cada  una de esas corcheras que dan vida a la partitura de su propia vida, le encanta ese cosquilleo que le provoca cada uno de esos silencios musicales. Que sin querer le hacen desprender de sus labios una gran sonrisa,  esa mueca que  ella misma la intenta retener en su memoria, como si de una fotografía se tratara, para que cada vez que aparezcan en su vida esos días sin oxígeno, esos amaneceres donde la pena  y el llanto ocupan demasiado espació…Esa sonrisa ya olvidada adquiera vida propia, por eso ella en esos días, recurre a ese bosque escondido y se columpia en ese hilo de la música que le permite vivir el dolor desde otra perspectiva…. Se acurruca en  su propio vacío y se acaricia lentamente su  piel, dibujando en ella ese poema tan dulce, un poema lleno de pensamientos ocultos…Palabras que tienden a  aparecer y desaparecer, así como si de una linterna se tratara para  que ella pueda seguir abriendo  su propio corazón a ese mundo de sueños, a ese jardín encantado donde hay cabida para las ilusiones…Un jardín en el que su  alegría deja de ser un recuerdo y se convierte en algo tangible, en algo real…

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