Los
sonidos se detuvieron por un
momento y aquel instante se transformó en puro silencio,
los sonidos de las calles se enmudecieron y la soledad se hizo real, como si de
un susurro se tratara, soledad oscura que acariciaba mi cuerpo elevándolo hacia
lo más alto; hacia el cielo, para que las estrellas me acariciaran el alma y la
luna se apoderara de todos esos sentidos…Siento como el miedo regresa a mí,
como aparece otra vez y se acomoda en mi corazón, sin pedir permiso alguno…Mientras
yo me quedo ahí muda, tan solo observo, sonrió
y apenas respiro…Quizá siento que la muerte está cerca, tal vez fallezca antes de cerrar estos ojos
para darle permiso al sueño eterno, al que algún día se posara en mis manos
como una flor dormida y al que me
entregare descalza y sin miedo…
Siento
como esas palabras que llegan de un eco vacío dejan de acariciar la cara oculta de la luna y es entonces
cuando los suspiros y las lágrimas
desenfrenadas no cesan, creía haber olvidado ese sabor, el aroma de esas noches en vela en las que estas
lagrimas se transformaban en las auténticas protagonistas. Lagrimas que cada
vez que caían sobre mi rostro me robaban parte de mis sueños y se llevaban esas ilusiones que en ocasiones la vida me
regalaba…Siento como no me encuentro, como si no perteneciera a mí misma.. Siento
que tan solo en esta madrugada queda ese
silencio, un silencio que se lleva con el mismo la ternura, la dulzura y la belleza
de la vida…
Siento
como en un segundo todo pasa, todo llega y como todo se desvanece, como esos
sonidos de allí fuera se van deshaciendo con la lluvia mientras yo me quedo ahí
encapsulada en ese abismo, en ese hueco oscuro llamado vacío…