En ocasiones entre los
susurros de los sueños, me envuelvo y me transformo en una de esas mariposas,
con alas de papel. Una mariposa recubierta de esperanzas y de sueños vivos, una
mariposa que entre sus alas yacen dormidas unas letras que la hacen volar alto
muy alto, la hacen tocar sin ella
quererlo, ese cielo dormido para escapar de esta soledad que la acompaña, sin saber muy bien porque... Ella simplemente
desea volar…Volar tan alto con esas frágiles
alas recubiertas de cristal, para intentar así, encontrar esa luz de esperanza en cada una de esas miradas con las que sin querer se cruza,
para embriagar de aroma cada uno de sus sentidos, cada vez que el viento acaricia sus alas bellas…Es
entonces cuando la luna la mira y se marcha…Arropada por los colores de la
fragilidad de su propio cuerpo, y en el que sin querer se pierde entre las
hojas mojadas de los árboles, aún empapadas por esas gotas de rocío.. Ella
detiene su vuelo en algún riachuelo, donde el agua fría de esta noche, la
empapa por completo, ahí contempla esa luna, una luna llena escondida que sin
querer se pierde por los rincones de la vida, buscando algo o alguien a quien enamorar el alma…
La
mariposa extiende sus alas para tocar el
rostro dorado de la luna y acariciar así sus penas más intensas… Intenta
beberse a sorbos, esas lágrimas sin dueño, que sin querer la envuelven. Lagrimas
que forman parte de la vida, que se
desplazan con fuerza por las estrellas del cielo y que intentan atraparla
entre sus redes, pero siempre hay algo que
te invita a dejar atrás esas lágrimas y seguir volando…Tan solo sueño con esa mariposa
que juega entre las letras, que sigue las huellas de los recuerdos y que
escribe en silencio esas emociones de colores con el sabor de la tinta negra de
la soledad…
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