Erase una vez, una niña con ojos claros y pelo rubio, a la que su
madre tenía la tendencia natural de
vestirla de rosa y de recogerle el pelo
con dos coletas…Una niña que su risa desprendía gotas de ilusión e inocencia y
sus abrazos nacían desde la más pura sinceridad, caminaba con los pies descalzos y empapaba de luz allí por donde
andaba, tenía la virtud de bañar con sonrisas
esos instantes donde las sombras eran una realidad…
Esa niña tenía un sueño; quería escribir
su propia historia, su propio cuento, una fábula donde existían las hadas y
donde los duendes eran sus compañeros de viaje…Donde podía volar para tocar
las estrellas con las manos y hacer de
la luna su juguete preferido.
Así que sin pensarlo cogió entre sus
pequeñas y blancas manos unos pinceles para pintar de colores las paredes de
sus sueños y llenar de estrellas su propio cielo. Cogió de la mano una dulce
melodía para que fuera su compañera y atrapo sin ella quererlo un millón de
rosas sin espinas para hacer el camino
algo más llevadero…
Esta niña tan solo quería regalar a las
personas un poco de luz, haciendo creer al mundo que la felicidad podía ser una
realidad, ya que la vida es grande y bella siempre que nos atrevamos a verla
así; grande y bella… Que las lágrimas son tan solo, gotas de agua dulce, que nacen de nuestros ojos con la
intención de limpiar el alma y que la risa es el eco de la alegría….
Que las emociones y los sentimientos son
un alimento para nuestra memoria y que existen para recordarnos que estamos
vivos…Que los abrazos destruyen el huracán de la indiferencia y visten de música
el silencio…Que las caricias más
sinceras, nos hacen creer que todo es posible, si somos capaces de guardar al
miedo en una caja con llave y ponemos un poquito de corazón a todo aquello que
hacemos…
Ciertamente lo que más cuesta en la vida es mantener al miedo en una caja con llave, pareciera ser un sistema de alerta pero no debería ser el impedimento para declararnos libres, jz. Un abrazo.
ResponderEliminarQuizá admitir que tenemos miedo es lo único que podemos hacer y confiar que se puede vivir con él. Que las dos polaridades de la vida son el miedo y el amor.
ResponderEliminarPrecioso texto, un abrazo