jueves, 9 de enero de 2014

Erase una vez....

Erase una vez, una niña con ojos claros y pelo rubio, a la que su madre tenía  la tendencia natural de vestirla de rosa y de  recogerle el pelo con dos coletas…Una niña que su risa desprendía gotas de ilusión e inocencia y sus abrazos nacían desde la más pura sinceridad,     caminaba con los pies descalzos y empapaba de luz allí por donde andaba, tenía la virtud de bañar con  sonrisas esos instantes donde las sombras eran una realidad…
Esa niña tenía un sueño; quería escribir su propia historia, su propio cuento, una fábula donde existían las hadas y donde los duendes eran sus compañeros de viaje…Donde podía volar para tocar las  estrellas con las manos y hacer de la luna su juguete preferido.
Así que sin pensarlo cogió entre sus pequeñas y blancas manos unos pinceles para pintar de colores las paredes de sus sueños y llenar de estrellas su propio cielo. Cogió de la mano una dulce melodía para que fuera su compañera y atrapo sin ella quererlo un millón de rosas sin espinas para hacer el  camino algo  más llevadero…

Esta niña tan solo quería regalar a las personas un poco de luz, haciendo creer al mundo que la felicidad podía ser una realidad, ya que la vida es grande y bella siempre que nos atrevamos a verla así;  grande y bella…  Que las lágrimas son tan solo, gotas de agua  dulce, que nacen de nuestros ojos con la intención de limpiar el alma y que la risa es el eco de la alegría….

Que las emociones y los sentimientos son un alimento para nuestra memoria y que existen para recordarnos que estamos vivos…Que los abrazos destruyen el huracán de la indiferencia y visten de música el silencio…Que  las caricias más sinceras, nos hacen creer que todo es posible, si somos capaces de guardar al miedo en una caja con llave y ponemos un poquito de corazón a todo aquello que hacemos…

2 comentarios:

  1. Ciertamente lo que más cuesta en la vida es mantener al miedo en una caja con llave, pareciera ser un sistema de alerta pero no debería ser el impedimento para declararnos libres, jz. Un abrazo.

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  2. Quizá admitir que tenemos miedo es lo único que podemos hacer y confiar que se puede vivir con él. Que las dos polaridades de la vida son el miedo y el amor.
    Precioso texto, un abrazo

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