Sentada
entre los rincones del olvido, busca una manera de recuperar esas emociones que
anidan ahí, en su propia alma. Emociones y sentimientos que en ocasiones son
pura dicotomía, emociones dulces que sin darse apenas cuenta se transforman en
pura amargura. Ella que deja expandir sus alas, para poder dejar volar esos sentimientos, que bailan al compás
del vals de la contrariedad.
Ella que sin querer se olvida quien es y le da permiso a esos pensamientos locos a que abran
el cofre donde guarda las heridas del pasado, heridas del alma algunas parcialmente cicatrizadas y otras aún
acolchadas entre tiritas, ella que pretende ocultarse a sí misma quien
realmente es, haciendo creer al mundo que todo está bien, gritando desde las
ventanas de sus balcones que la vida es la que es…A pesar de no aceptar , no
entender y no querer, se deja llevar y
baila con la vida, al son de una música que ella no quiere bailar…
Da permiso a que las sombras del pasado
se marchen, salgan por las rendijas de las persianas de este corazón y de esta
alma sin dueño.. Se acurruca y le da el consentimiento a la vida para que la abrace, dejando atrás esos
recuerdos, que sin querer la impiden
seguir creciendo y seguir creyendo en la vida…Ella se susurra a sí misma, que
la vida es del color que tú quieras que se ha, según con los ojos con la que la
mires….
Ella es un encanto de dulce admiración, un canto de dulce pasión que no detiene sus alas...
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