Entre las nubes nacen esas gotas de lluvia, que
aparecen como por arte de magia, y provocan una explosión de emociones
que se transforman en esos ríos de
lluvia. Ríos que
van acompañados
por esos silencios sin dueño…Silencios que son la real incógnita de un cúmulo de instantes,
que están empapados
por la ira, por las sonrisas o tal vez por esa pura amargura que a veces, nos
acompaña sin
saber muy bien la razón…
Palabras enfundadas en la piel de mi
misma y que sin querer intentan no caer, no naufragar en esta isla acordonada, en
este mar sin alma….De estas montañas que observo
allí, a lo lejos
desde mi ventana, donde sin querer dibujo corazones en los cristales, tal vez
resulte ser una llamada inocente a ese
amor que tanto anhelo. Montañas en
las que brotan unos caudales en los que las sequías de palabras nos provocan en nuestras mentes esa
sed, afán por esos gestos y esas muecas que hacen que la
vida se ha real y autentica….
Entonces aparecen esas preguntas, que sin saber el
porqué, nos formulamos ante lo que sucede en esta vida. Son interrogantes
llenos de vacíos y
que le otorga al pensamiento la capacidad de acariciar las palabras…Es entonces,
cuando la magia se transforma en una danza de poesías acurrucada
por esa voz dulce, que sin querer o tal vez queriendo se desencaja y se
convierte en una bella melodía.
En la
música de un
pasado muy
presente….
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