Siento como desafina el aire
que acaricia sin recelo la penumbra, que envuelve de susurros esta tarde
oscura, y como ese viento que sin querer
coquetea con el borde de este ocaso, tan vacío y silencioso…Suspiros que se
acercan sin yo quererlo a ese jardín de flores marchitas; el jardín de mis
temores…
Percibo como lentamente, el
peso amargo de la niebla, recorre sin pedir permiso, la soledad que corre por
mis venas. Acariciando entre susurros adormilados, esa inquietud que sin querer
me envuelve el alma, bajo este manto de canciones que atrapan mis recuerdos y los esconden entre
estas sabanas vacías, una melodía inconexa, que me repite lentamente al oído que
las horas pasan a
destiempo, adulando suavemente esos sueños muertos…Sueños que
se quedan ahí; en el tintero…Sueños locos que van luchando a contraviento,
agotando los suspiros de esta vida hasta el último segundo, sueños que intento
plasmar entre estas letras; instantes, emociones y sentimientos…
Por si acaso
estos momentos alguna vez, se
transforman en recuerdo, siento como
esta luna que acuna el silencio de la noche, acompaña a mi alma enloquecida y
embravecida por ese vacío tan sincero. Luces y sombras se columpian en el balancín
del tiempo donde existen los recuerdos envueltos entre ese polvo que desprenden
los fantasma de un pasado muy presente…Amaneceres ignorantes, que recorren los suburbios
de mi alma,
con ese llanto tan sincero…
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