Estos besos, estas caricias y estos abrazos que mis zapatillas van abandonando
a su paso, y junto al compás del aire, van acariciando esta realidad tangible,
inconexa... Viento que susurra y acompaña a esta lluvia de suspiros vacíos, aguacero
del que nacen esas carencias infantiles
que sin querer dormían plácidamente entre los recuerdos añiles y entre las
sonrisas de un pasado muy presente…
Caricias desconocidas pero que con sonido, van
surcando tú propio camino, para que
escuches sus propias delicias y recojas, lentamente estas flores en bandada,
con tu mente enamorada. Sobrevolando así, sin alas este jardín, un edén sin sueños. Es entonces cuando; mi propia alma
susurrante de suspiros adormilados, te regalan sin motivo esos besos, que
vuelan en ese pañuelo blanco y que sin saber muy bien porque llegan hasta tu mirad.
Empapando sutilmente y como si de lluvia se tratara, esa alma enamorada…Un
alma que vive por
ese suspiro extraviado con el paso de los años, y que ríe buscando
ese aire que ella sin querer respira…
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