Ella estaba ahí,
encarcelada en sus pensamientos,
atrapada por esas cuatro paredes de papel… Murallas vacías, que la impedían salir
al mundo, al paraíso de las emociones y de las caricias…Vivía embadurnada por
ese miedo, un pánico escénico que se teñía de negro cada vez, que salía al
escenario de su propia vida… Era entonces cuando, ella se refugiaba en sí
misma, se acurrucaba en su propia cama y entre sus sabanas, se abandonaba a ese
mundo de los sueños; sus sueños…Un universo en el que lo que más anhelaba era
posible…Entre sus sueños sintió como una mano ajena le acariciaba su propia
mano, y de la que brotaban caricias en forma de palabras de consuelo…
Un
consuelo para sus lágrima;, lagrimas que ella derramaba sin cesar, cada vez que
le daba permiso a que aquellas tinieblas insondables y perfumadas de amargura ,
la acunaran como si de una niña se
tratara…Una niña que vivía en un pozo repleto de pensamientos, ideas volátiles
que iban y venían a destiempo… Y cada vez, que ella se desprendía de ellas, sentía
como aquello que más necesitaba, aparecía
ente sus ojos. Como si de un deseo se tratara, sentía como se hacía pequeña por
momentos y se acurrucaba entre esos brazos intangibles, que sin saber muy bien por
qué razón la conectaban con el resto del mundo por un momento…Sentía como estaba
entre los brazos de un espejismo, escuchando como palpitaba su corazón,
sintiendo cada una de su respiración…Era consciente de que a pesar de los avatares de la vida y del vértigo
que esta realidad le provocaba, existía entre los abrazos de un desconocido, un
refugio donde cobijar su alma…Un alma que estaba a la
merced de esta hoguera donde ardía la frialdad del miedo, la ansiedad de la
culpa y la austera soledad…Ella se apretó contra ese pecho, en el que latía un
corazón y se dio el permiso necesario para dejar que esas lagrimas contaminadas, fluyeran como si de un rio se
tratara…Perlas acompañadas por esos sollozos vacíos, que le desgarraban el alma
y al mismo tiempo la serenaban….
Hasta que la luz de ese sol le acaricio el rostro y ella despertaba así; de su sueño…De ese deseo más primario, con el
que intentaba paliar esas cenizas que desprendían ese sentimiento
de soledad…
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