Llueve en los balbuceos del tiempo, en los
susurros de los atardeceres sin luna, en las miradas sin rumbo y sin consuelo. Llueve
en el alma del cielo y en esos corazones adormilados que se acurrucan en las noches más oscuras, llueve en esas
palabras que a veces pronunciamos sin sentido y en esos abrazos sin dueño…
Llueve en la penumbra de estas noches donde
la soledad es la eterna e incondicional compañera de esas madrugadas sin ilusiones,
desesperadas y tenebrosas. Estas lagrimas que se desprenden del cielo tienden a
refugiarse en los tejados del olvido, en los rincones de ese pasado que a veces
deja de ser tan pasado y se convierte en un presente muy vigente…Llueve en la soledad de esos instantes donde el
autentico protagonista es el vació mas agotador y donde tan solo los suspiros
de las almas insomnes son capaces de fragmentar este silencio autista juntamente con el sonido,
una melodía opaca de esas lagrimas que
caen sin cesar desde ese reino tan celestial y al mismo tiempo tan gris…
Las lágrimas del cielo que describes en el relato son las estelas de una tormenta, las estelas de un barco que no desaparece de tu vista, ajena a las bondades del mar, al amanecer inverosímil y al crepúsculo bello que renace en tus ojos azules,
ResponderEliminarUn abrazo fuerte y afectuoso! :)
JZ.