De que sirve...

                     Ella se despertó de ese sueño dormido, un sueño con sabor a pesadilla, eran las seis y media de la mañana de un martes cualquiera del mes de octubre, sus ojos aún legañosos intentaban desprenderse de ese dueño de los sueños; Morfeo. 

              Al mirarse tímidamente en el espejo fue consciente de que había extraviado su propia esencia, se contemplaba detenidamente y tan solo era capaz de encontrarse con una autentica desconocida, había demasiado brillo en las calles de la vida, demasiada luz para esa oscuridad que se acurrucaba en los rincones de su alma. Ella simplemente, se sentía vacía porque en estos últimos años se había olvidado de alimentarse, de proporcionarle al alma esos nutrientes que la hacen brillar por si misma.

Era incapaz de apreciar su propia belleza, tan solo podía mirarse en el espejo y verse así misma horrible, su propia inocencia había perdido su frescura y por ello yacía prácticamente oscura.

Cansada de subirse al escenario de la vida para hacer un papel de ella misma, con la intención de interpretar  aquello que los demás deseaban que fuera, agotada de querer gustar…           Actuando para los demás y para recibir el aplauso de  aquel patio de butacas, pero en el rincón de su alma se aborrecía a si misma, era tan intensa esa sensación que no podía estar consigo misma porque tan solo se odiaba....

                  Rodeada de aplausos de esos admiradores, ella  iba viviendo sin vivir, en su pensamiento tan solo existía una frase; “  pero de que me sirve si mi vida a dejado de ser mi vida…”