Se desperezo entre esas sabanas que envolvían con ternura su propio cuerpo, aun dormido..Aun insomne, sin ganas de hacer apenas nada, la apatía la embriagaba por completo, sentía esos susurros procedentes de la pena que le recordaban cada amanecer que su vida apenas tenía sentido.
Se sentó con las piernas entrecruzadas encima de las sabanas blancas que vestían ligeramente su cama, encendió un cigarro, y tras la primera calada, se quedó allí…Contemplando al frente, con la mirada perdida hacia la nada, observando desde la ventana de esa habitación a oscuras como se ponía el sol, con una tranquilidad apabullante acudieron a su encuentro esos pensamientos, tan nocivos para ella misma….Retratos que no le permitían disfrutar de ese instante y de esa ligereza del avance inexorable del tiempo…De ese amanecer, ese renacimiento de si misma…
Esos eran algunos de sus momentos privilegiados, si conseguía deshacer de su mente esos entresijos de palabras que invadían de pena su propia autoestima, haciéndola creer que era incapaz de ser capaz de vivir…Pues, en esos instantes se deshacía de todas las prisas y todos los agobios, del bullicio que le provocaba gente, de ese malestar que le generaba estar en la ciudad.
Aquí en este descampado de ilusiones dormidas y de sueños desordenados, era donde se encontraba a si misma…Poder parar las manecillas de su propio reloj, estar sin hacer prácticamente nada, se traducía en una sensación de libertad plena, porque tenía la capacidad de disfrutar de si misma….
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