Hay
silencios que no otorgan palabra alguna, son esos silencios fríos, que alguna
vez en la vida nos han acompañado…Silencios con los que sin querer, hemos
convivido, hemos amado y hemos llorado…Silencios que acurrucados en nuestras
almas solitarias, nos hacen contactar con nuestros sueños, con nuestros miedos
y con esos fantasmas del pasado, que sin querer, nos atrapan por momentos impidiéndonos
que mantengamos el vuelo….Robándonos la
libertad de ser como nosotros somos, y asfixiándonos así; entre nuestros
pensamientos más amargos, mas infames y más turbulentos…
Silencios que
acompañados por la algarabía de este mar embravecido, nos acunan entre estos suspiros,
repletos de miedos. O tal vez nos hacen entrar en el jardín dormido de los
lamentos de un pasado…Recuerdos, en forma de pretérito, que acuden a nuestra
mente…Encarcelando esos instantes bellos, o tal vez, esos olores que sin querer
desprenden ese pasado, que lamentablemente forma parte de nosotros mismos…Un
pasado que sin ser conscientes de ello, nos marca a fuego lento, en el alma ese
vocablo descarado llamado; Miedo…
El miedo
que es capaz de teñir de gris la más bella de las melodías, y vestir de luto
por un instante, esos recuerdos edulcorados por esas sonrisas ocultas entre
esas horas compartidas con los amantes de esos segundos inconexos, que abruman
como si de una ola se tratara, el corazón del mas fuerte, derribando así, ese
muro intrascendente y absurdo que muchos de nosotros nos colocamos, cada vez
que se abre el telón…El telón de nuestra vida….Cada vez que salimos a escena,
nos cubrimos el alma con esa armadura de hierro forjado, que nos impide sentir
como las emociones recorren nuestras venas y como los sentimientos se acunan en
cada una de nuestras arterias….
Dicen que la vida es algo más que vivir, es
darte tu propio permiso para sentir….Para vibrar, para emocionarte, para reír y
para gritar que las emociones forman parte de nosotros mismos….
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