El Reloj que marcaba este instante, dio una vuelta sobre si mismo, inspiro así el aliento de esta mirada dormida y con simplemente un susurro incorporó el púrpura al sabor de mi vida. Sin querer deje de encontrarme en este laberinto, en el que sentía que los minutos, los segundos, las horas y los días se me escapaban entre los dedos. Extravié en las esquinas del lamento el sabor de la soledad y en el asfalto de las calles ese sentimiento de alma perdida, porque encontré de tu mano mundos mágicos, encendí sin saber porque, desde tu esencia las luces que iluminan este camino, un sendero repleto de carencias..
Experimento como mi corazón de diciembres congelados recobró el color de esas primaveras que yacían lejanas, abrazada a esas sorpresas que desprendían tus huellas sobre mi piel bronceada por los rayos de este sol que hacía tanto que era incapaz de ver por la ventana de mis ojos.
Hoy, en el susurro de cada segundo, sigo lucrándome de esas señales que me gritan que la vida es una oportunidad. Perdiendo el control de mi respiración y manteniendo la miel de la lluvia que cae sobre mi misma, como un manto blanco de nieve con sabor a navidad vivida desde la inocencia, transcurrirán sin cesar las semanas. Semanas en las que los lunes tendrán sabor a domingos y en los que el viento de la despreocupación de los viernes se trasladara como un manantial a cada uno de los martes, menguando así la piel, el alma y la vida en cada juego de cenizas que caen del cielo. Desafiare así a las hojas de los calendarios a través de la magia de los sueños apasionados mientras los rayos de este sol que dan vida a este reloj se me aproximen. Revoluciones intangibles que desatan estos nudos que se entrelazaban mientras pasaban las horas y los minutos perdidos…
Que bonita palabra llamada esperanza....esa palabra que nunca deberiamos perder de nuestro diccionario en el que se convierte nuestra vida...
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