A veces ella siente, que es esa chica
que baila con los pies descalzos sobre
las olas, y que ella es el resultado de este viento de poniente que
observa cada atardecer desde esta roca, esperando que la brisa cambie el rumbo
de su vida.
Es entonces cuando este viento se cuela sin querer, por las
rendijas de su habitación, un viento que sin saber muy bien por qué juguetea
con las cortinas azules que iluminan el camino hacia su cama…
Este viento de poniente, le acaricia el rostro y cosquillea esos rizos acomodados
en la almohada, mientras tanto en su habitación, se escuchan como estas notas
musicales que la acompañan bajo este manto de suspiros, bailan una con la otra.
Bailan sobre las olas del tiempo y de este sol
que persiste en alumbrar este nuevo amanecer, un amanecer que ha nacido desde la nada, mientras ella,
perezosa se revuelve entre sus sabanas con la intención de retrasar el momento
de salir al mundo. Ahí afuera le espera tan solo esa realidad, ese asfalto húmedo
carente de sueños y de magia…Por ello, ella se enreda entre
las sabanas vacías, con la intención de huir de esos rayos de sol que le
recuerdan que debe ponerse en pie y salir al mundo de los mortales.
Con sus pies
descalzos intenta acariciar esa
felicidad que la acompaña en sus sueños, y con sus ojos claros entre abiertos
siente como esa luz que le acaricia la espalda, la transporta lejos, muy lejos
de allí….En su mente se imagina ese mar en calma que siempre la acompaña, que
la arropa y que hace que su ansiedad se
diluya entre las olas, para luego sentarse ahí; entre las orillas de su desespero y poder encontrar
así, la magia de su despertar…Un despertar donde la dulzura es una realidad…
Esa luz sin nombre que se cuela por los poros de su piel,
dibujando así ; caminos en los que
flotan ese polvo de estrellas que ella sin saber muy bien el por qué, ella
intenta atrapar con sus manos vacías. Como
si, atreves de sus manos pudiera moldear el tiempo, un tiempo sin prisa,
un tiempo sin tiempo… En el que la música
que la mantiene viva, resbalará por su piel y le acariciara el alma,
despertando lentamente todos esos sentidos dormidos y carentes de palabras…
Ella tan solo a veces,
tan viva y llena de mar, siente como la brisa del vacío la arropa entre sus
manos y la obliga sin querer a mantener
el equilibrio en esa ola llamada vida.
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