jueves, 24 de julio de 2014

Esa chica que baila con los pies descalzos sobre las olas...

          A veces ella siente, que es esa chica que baila con los pies descalzos sobre  las olas, y que ella es el resultado de este viento de poniente que observa cada atardecer desde esta roca, esperando que la brisa cambie el rumbo de su vida. 
   Es entonces cuando este viento se cuela sin querer, por las rendijas de su habitación, un viento que sin saber muy bien por qué juguetea con las cortinas azules que iluminan el camino hacia su cama…
     Este viento de poniente, le acaricia  el rostro y cosquillea esos rizos acomodados en la almohada, mientras tanto en su habitación, se escuchan como estas notas musicales que la acompañan bajo este manto de suspiros, bailan una con la otra. Bailan sobre las olas del tiempo y de este sol  que persiste en alumbrar este nuevo amanecer, un amanecer  que ha nacido desde la nada, mientras ella, perezosa se revuelve entre sus sabanas con la intención de retrasar el momento de salir al mundo. Ahí afuera le espera tan solo esa realidad, ese asfalto húmedo carente de sueños y de magia…Por ello, ella se enreda   entre las sabanas vacías, con la intención de huir de esos rayos de sol que le recuerdan que debe ponerse en pie y salir al mundo de los mortales.
              Con sus pies descalzos intenta  acariciar esa felicidad que la acompaña en sus sueños, y con sus ojos claros entre abiertos siente como esa luz que le acaricia la espalda, la transporta lejos, muy lejos de allí….En su mente se imagina ese mar en calma que siempre la acompaña, que la arropa y que  hace que su ansiedad se diluya  entre  las olas, para luego sentarse ahí; entre  las orillas de su desespero y poder encontrar así, la magia de su despertar…Un despertar donde la dulzura es una realidad…
       Esa luz sin nombre  que se cuela por los poros de su piel, dibujando así  ; caminos en los que flotan ese polvo de estrellas que ella sin saber muy bien el por qué, ella intenta atrapar con sus manos vacías. Como  si, atreves de sus manos pudiera moldear el tiempo, un tiempo sin prisa, un tiempo sin tiempo… En el que  la música que la mantiene viva, resbalará por su piel y le acariciara el alma, despertando lentamente todos esos sentidos dormidos y carentes de palabras…

                Ella tan solo a veces, tan viva y llena de mar, siente como la brisa del vacío la arropa entre sus manos  y la obliga sin querer a mantener el equilibrio en esa ola llamada vida.

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