Sombras frágiles, y blancas yacen ahí dormidas plácidamente en
esta playa, sombras que acarician sin querer estas nubes. Nubes que me
envuelven en un arcoíris de colores, es entonces cuando despierto entre la
nada, ando sonámbula en medio de este paisaje tan gris, este horizonte tan mío…Estoy
agotada, asediada de algo indefinible, de esta niebla que solo se percibe en
los amaneceres rotos, auroras en las que cantan los pájaros y en las que el sol brilla por su ausencia…Desencadenando
esos temores de mi niña…Esa niña dulce y tierna que vive en lo más profundo de
mi alma, de mi misma, es entonces cuando las sombras se mezclan con mi propio
yo, como si de una acuarela se tratara…
Tan solo sombras frías,
sombras dormidas, sombras sin nombre…Sombras vacías que sin querer me aburren y
que me hacen pensar que tal vez soy yo misma la que poco a poco y a destiempo se
desvanece con el tiempo… Y es cuando Morfeo viene a mi encuentro, me acurruca en
este insomnio blanco de suaves alas, que me acaricia la piel a tiempos
imprecisos…
Siento como todos mis pasados se desvisten,
se desnudan lentamente en el mundo de mis sueños, percibo como la vida
transcurre al compás o tal vez al descompás de mi propio tiempo, cierro los
ojos y siento como esas sombras escandalosas y desteñidas me arropan, me
abrazan…Nubes y nieblas sutiles, que desprende sin prisa, mi cuerpo dormido…
Es en este instante sin
nombre, cuando aparecen tus besos, mimos que surgen de este mar indomable, como
perlas grises o como oscuras estrellas, que al ascender hacía el cielo estos
besos se desvanecen…Bajo el silencio de esta noche, donde naufragan las
palabras, donde se derrumban las caricias…