En ocasiones
nuestras miradas se tiñen de gris, ocultado bajo ese color la nitidez de
nosotros mismos cuando nos miramos en los espejos de la vida, espejos o tal vez
son nuestras propias miradas que distorsionan nuestra correcta realidad, porque
no nos logramos reconocer en ellos o tal vez porque contemplamos cosas de
nosotros mismos que no nos gustan, detestamos aquello que vemos, como si se
tratara de ese cuento que de pequeña me contaba mi padre; el patito feo.
Es entonces cuando
se me ocurre la idea de que tal vez si probáramos de sonreír ante el
espejo, de mirarnos en él con cierto mimo y dándole el permiso suficiente para
acariciar nuestra mirada, esa mueca bella sonriente se nos
devolverá en forma de sonrisa, mostrándonos la imagen mas bella.
Creo que hay que
aprender a plantarnos delante de los espejos de las calles de la vida ,de una
forma diferente, dejando aparcado en el olvido esos sentimientos de culpa o tal
vez de miedo, que corren desenfrenadamente por nuestras venas…Dicen que la
magia no existe, pero yo creo que si nos olvidamos del ayer, del pasado que
carece de sentido alguno y nos empezamos a querer tal y como somos, sin pensar
en lo que los demás piensen de nosotros…Solo así lograremos encontrarnos con
ese cisne que llevamos ahí, en nuestra alma…
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