jueves, 20 de junio de 2013

La soledad, una dicótomia en si misma....

                 En ocasiones la soledad te invade a pesar de estar rodeada de gente, a pesar de estar acompañada por esas personas que te alegran los día y te emocionan con las palabras dormidas que yacen sin querer en sus almas. La soledad es mas que eso, pura agonía, complicaciones de instantes donde necesitas abrazos, abrazos que nunca llegan, besos que se quedan ahí en las estanterías de la vida y caricias que deseas que se te den así sin mas, pero que por falta de saber pedirlas se quedan en el desván de las caricias dormidas.

           
                    Dicen que la soledad escogida es un lujo pero que la impuesta puede llegar hacer que pierdas la cordura…que navegues entre las lagrimas de tu propia desesperación y te ahogues sin querer en ese llanto desenfrenado. La soledad, tan compleja y al mismo tiempo tan sencilla, tan dulce y a veces tan amarga, tan comoda y a veces tan incomoda….

         Cuando esa soledad impuesta aparece en tu vida, sin apenas buscarla, sin apenas desearla tan solo te queda pintar nubes de colores en el cielo, hacer pompas de jabón y respirar…Respirar sin mas,  porque todo es efímero, nada es perenne. La vida es un tren repleto de instantes versátiles, instantes que en un momento dado  están teñidos por un abanico de  grises pero que en unos segundos pueden teñirse de rosa, de azul, de amarillo o de verde pistacho…. 

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