En ocasiones la soledad te
invade a pesar de estar rodeada de gente, a pesar de estar acompañada por esas
personas que te alegran los día y te emocionan con las palabras dormidas que yacen
sin querer en sus almas. La soledad es mas que eso, pura agonía, complicaciones
de instantes donde necesitas abrazos, abrazos que nunca llegan, besos que se
quedan ahí en las estanterías de la vida y caricias que deseas que se te den así
sin mas, pero que por falta de saber pedirlas se quedan en el desván de las
caricias dormidas.
Dicen que la soledad escogida es
un lujo pero que la impuesta puede llegar hacer que pierdas la cordura…que
navegues entre las lagrimas de tu propia desesperación y te ahogues sin querer
en ese llanto desenfrenado. La soledad, tan compleja y al mismo tiempo tan
sencilla, tan dulce y a veces tan amarga, tan comoda y a veces tan incomoda….
Cuando esa soledad impuesta aparece en
tu vida, sin apenas buscarla, sin apenas desearla tan solo te queda pintar
nubes de colores en el cielo, hacer pompas de jabón y respirar…Respirar sin mas,
porque todo es efímero, nada es perenne.
La vida es un tren repleto de instantes versátiles, instantes que en un momento
dado están teñidos por un abanico de grises pero que en unos segundos pueden
teñirse de rosa, de azul, de amarillo o de verde pistacho….