Pasan de las 4 de la madrugada. La noche se funde con los cantos de los pájaros de estos amaneceres rotos.A través de la ventana, de esta habitación , envuelta entre las sabanas del mas profundo silencio , siento como trasnochan estas horas dormidas, contemplo sin querer las callejuelas negras como van cargando a cuestas estas noches llenas de insomnio. Los edificios parecen estar muertos, casas que brotan de las entrañas negras de la calle negra. Hace ya muchas semanas que volvió el otoño a dorar árboles, tal vez a transformar la fruta de la melancolía en dulces besos de amor dormido....Pero mientras tanto hace deslizar esas hojas de los arboles que están dormidos delante de mi ventana, contaminándome con ese frío que me cala el alma y hace derramar en mí misma un letargo vestido de amargura, un letargo que sacude sin querer mis propias llagas.... Esas llagas que no se observan a simple vista, porque forman parte del corazón....
A veces creo que hay instantes en la vida que parece que todo se ha convertido en un perpetuo otoño, un otoño de doce meses, de doce años, de doce vidas. En un camino al que un viento inmisericorde va despojando poco a poco esas hojas que lo cubrían, solo pobres secas y marchitas hojas que maldito el daño que hacían, un viento inmisericorde que despoja al camino hasta dejarlo desnudo, en piedra viva..... Así es como me queda la vida como una de esas hojas secas entre las páginas de un libro, de un libro inacabado.....
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