Una luz sutil entraba por las ranuras de la ventana, observando ese camino repleto de motas de polvo, que alcanzaba como sin quererlo el canapé de madera de la cama. En ésta su cuerpo yacía inmóvil, como si no tuviera pulso, unas sábanas de seda blancas desechas reposaban sobre sus piernas desnudas y su cuerpo bronceado por el sol del verano. Sus Mechones dorados, de su pelo rubio cubrían parte de su rostro, el resto parecía estar colocado en perfecta sincronía sobre la seda que revestía la almohada.
Su aspecto era sereno, tal vez abandonado por esas néurosis que le destruían la razón y le robaban el corazón, tan solo el ligero movimiento de su respiración invitaba al olvido a creer que estaba muerta; sino que estaba placidamente dormida…
Sin poder abrir aquellos ojos azules, que sin querer lo contaban todo, parecía como si tuviera zurcidos los párpados con el hilo de sus propias pestañas. Se exhibió en sus labios una ligera mueca, se trataba de una sonrisa que se acompañaba de una leve coloración de sus suaves y dulces mejillas.
Estiró los brazos desperezándose y sirviéndose del movimiento tanteó los lados deshabitados de su lecho, con más insistencia y ofuscación a medida que tomaba consciencia de su soledad. Una ansiedad se apoderó de ella, en segundos su sonrisa se desvaneció por completo, así como si nada. Un silencio sincero hizo que por sus ojos rodaran lágrimas, lágrimas vestidas de autentica angustia, lágrimas que se desvanecían en la dirección que marcaba la inclinación de su cabeza, recostada en esa almohada repleta de sueños y falacias.....De nuevo, una vez mas, la crueldad de un amanecer le descubría el disfraz de las promesas dormidas ….
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