jueves, 25 de abril de 2013

Recordándote tristeza.....



Yo te recuerdo tristeza
fingida
traviesa
me contó la noche
que a veces el alma te refleja.

Yo pensaba que algun día 
podrias volverte tibieza
pero es que el sol a veces está triste
cuando se esconde
cuando nos deja.

Siempre creces
cuando la tarde busca la oscuridad
siempre te acercas
te reflejas ahí
donde la alegría no llega

donde las noches se abalanzan sobre los sueños
los apalean
los arrastran por el piso
como musgo pegado a la tierra.

A veces te quedas en bastones 
a veces en cajones
casi nunca sueñas
a veces la carroña te convierte en reina.

Yo te recuerdo tristeza
los que no saben de ti
algún día te encuentran
pariendo campos de espinas
anocheciendo primaveras.

Te busco....


Busco en la espesa niebla tu paz 
acurrucada en los silencios de tus notas más calladas.
Ando tiritando de frio en mi soledad queriéndote abrazar.
Pienso en el barco fantasma que transporta mi nostalgia,
navego volviéndome misterio en los mares profundos de tu nación olvidada.
Y te pienso buscando una ola que te saque de la marejada.
Pasa el tiempo y me vuelvo oscuro por tu ausencia 
Solo me quedo extrañándote, alegría,
solo me quedo añorando tu magia.....


domingo, 14 de abril de 2013

Pensamientos....



Ella sabía que moriría joven, sola y sin dinero... pero con el armario lleno de zapatos, bolsas y vestidos, que quizá nunca le sirvieron, pero que amo desde que los vio en el aparador y los quiso hacer suyos. 
Ella sabía que el querer con condiciones nunca da premios, también sabía que los hombres se hartaban pronto de su menú de siempre: Sándwichs y quesadillas. 
Nunca nadie la comprendió, ni ella misma sabía, no sabía dónde estaba su felicidad, porque la muy tonta no sabía donde buscarla o más bien la tenía enfrente y no sabía como disfrutarla. 

No parecía una mujer infeliz, decían los que la conocieron, pero era difícil, oh, sí, muy difícil, no era una mujer para soñar, ella lo sabía y cuando se acordaba lo lamentaba. Ella podía soñar mucho, pero nadie podía soñar con ella, era imposible, porque el sueño se les convertía en pesadilla. 
Quizás era buena para pasar una temporada en Navidad, para regalarle un libro y para contarle uno que otro cuento, pero no era buena para toda una vida. Son de esas a las que el mundo dice amar, pero sin que lo esperen la olvidan. 
Ella sabía que moriría sola y joven, con sus bolsas, sus zapatos, sus vestidos, sus canas prematuras, sus recuerdos y los sueños que nunca fueron reales... 

Sueños locos.....


Hay días que las preguntas revolotean por mi mente como moscas inquietas que no me dejan en paz. Me da por pensar por qué suceden las cosas, qué participación tiene el destino y que posibilidades tengo yo de elegir.
A veces tras las preguntas, llego a la certeza que hay una realidad paralela en la que se encuentran todas las posibilidades, que a su vez tienen otros mundos paralelos y así hasta encontrar que la realidad es quizás una alucinación que ayer no existía, que hoy es único y que mañana nunca llegará.

No me gusta pensar que el mundo es el sueño de un loco que quería probarse a si mismo que podía crear seres perfectos.Un loco que les dotó de un espejismo de libertad, lo suficientemente convincente, para que se creyeran capaces de sobrevivir a una programada destrucción. Y  que les inculcó la idea de una inmortalidad y una superioridad arrogante sobre otros seres igual de perfectos e igualmente abocados a desaparecer, cuando el sueño del loco deje de serle divertido.



Me gusta lo diferente, lo absurdo, lo raro, lo difícil, lo especial, lo que se sale de la norma.
Lo desconcertante, lo sorprendente, lo innovador, lo descartado por inútil.
Lo incomprensible, lo ilógico, lo abstracto, lo difícil de entender.
Lo imposible, lo inalcanzable, lo inabarcable, lo impensable, lo que nunca será mío.
Lo imperfecto, lo desgarbado, lo desmesurado, lo desechado por no cumplir estereotipadas leyes.
No me gusta que el todos somos iguales sea un deber y no un derecho.
Por qué no aceptar que la igualdad, la uniformidad, la norma … como motores para regir nuestro comportamiento, nuestros gustos, nuestro mundo, no son más que espejismos a los que nos aferramos para no reconocer el valor de la diferencia.
¿Con tanto para elegir por qué caer en la simpleza del desprecio, por qué no buscar nuevos caminos donde haya cabida para todo y para todos?


Lucha interna.....


                      No sé si alguien sabe lo que es realmente tener el corazón dividido. Ella lo tenía. En ese momento se sentía partida en dos mitades. Y aunque aún se preguntaba cuál era la solución a su problema, era la primera vez que no se sentía agobiada ante la desesperación de sentir constantemente cosas tan contradictorias. Porque una de sus partes tiraba de ella hacia todo lo que siempre había vivido. Hacia las ideas preconcebidas de su existencia, a las costumbres que siempre había considerado como válidas sin pararse a pensar qué clase de luz podrían proporcionarle otras personas sobre ello.

      A la sencillez de vivir sobre lo predecible de sí misma, y a dejar de mirarse desde tan cerca, cuando de lejos siempre la había ido bien. Pero la otra parte se mantenía firmemente entregada al conocimiento de lo desconocido. Al lento descubrimiento de la dulzura de la más terrible de las inocencias que había descubierto en una sola persona. De las preguntas sencillas que se basaban en complejos pensamientos. De las canciones que nunca pensaba que la harían llorar. Y aunque su cabeza supiera que no todo lo que se arriesga se gana, no podía aguantar. Recaía constantemente en la energía de sus sonrisas y por qué no, del sonido de su voz. Abandonaba irremediablemente cada gota de su orgullo para ceder ante el presentimiento de cualquier excusa nueva y apenas sin estrenar. Pero esta vez estaba siendo distinto. Se estaba controlando. Estaba luchando contra el reflejo que más la había costado conseguir. Luchando contra la vulnerabilidad de expresarle todo aquello que pasaba por su cabeza independientemente de las consecuencias que pudiese causar. Sintiendo que los nervios podrían jugarla malas pasadas pero mostrándose tal y como era. Quizá por primera vez en mucho tiempo. Y una vez, había reaccionando de nuevo, posicionándose en guardia con el más resistente de los escudos que acostumbraba usar.

                                Había huido ante la rapidez de la invasión de su alma sin poder resistir la presión de las lágrimas sobre sus ojos. Pero estaba desarmada. Porque estaba ganándole la partida sin haber acordado ni siquiera empezar el juego. Y lloró porque la contradicción bailaba en ella a la vez que creía saber lo que iba a ocurrir. La unión de dos mundos coexistentes pero incompatibles. Improbables, impensables pero con la inherencia de que lo opuesto se atrae. Pero tan sólo deseaba una cosa para seguir el camino que creía empezar a ver. Poder oír cuanto antes a alguien que la dijese que absolutamente nada en este mundo es imposible