Regreso de esa ciudad llamada vacío, vestida con ventanas dormidas y con
ojos del color de la luna encarcelados entre los cristales, miradas heladas, disfrazadas
de hielo. Donde las cortinas que encubren el alma y cobijan sin querer esa
tristeza alojada en este corazón. Besos que
se pierden por los laberintos del
pasado, intentando encontrar ese manojo de hilos invisibles que sostienen esta
alma dormida entre algodones en este cielo tan gris que invita a que las
lágrimas de plata inundan las callejuelas del olvido…
He rebuscado sin obtenerlo,
en el fondo de mi ser, unas melodías que me arrastraran en forma de tangos a
ese espacio cálido y dulce que tiene la vida, pero esta estructura de alma encarcelada,
acaricia sin querer la carretera hacia la soledad, camino lentamente y paso a
paso con la intención de escapar del hielo, de ese frío que me arrulla el alma.
Decidida a perderme por los laberintos de la alegría tan solo encuentro esos
brazos sin abrazo, esas frases sin palabras y esos besos sin caricias….
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