lunes, 3 de diciembre de 2012

Pensamientos, emociones...


                                     Palabras, palabras y más palabras rodeándome, colándose por los laberintos de mi mente, escondiéndose de la memoria, aferrándose a las aristas del pensamiento para al final, acabar despeñadas dejando nuevamente mi mente en blanco. Dejo a un lado esos libros de autoayuda,  que me han ganado la batalla, estoy igual que al principio de todo esto, solo que más perdida y aturdida en cada uno de esos  conceptos.
                   Por fin cierro los ojos y me relajo….Respiro este aroma de olvido y soy consciente de que llevo horas  hablando sin freno sin emitir un solo sonido. Sin palabras, la boca, puede llegar a ser un pozo, un abismo oscuro  en el que se pierden frases enteras. Imagino palabras, frases... Las que conozco, las que he olvidado y las que atrapo en la laguna de mi desmemoria. Las miro sentada en una butaca de primera fila preguntándome así  por mi grado de cordura….
              Mientras unas danzan a mí alrededor, otras revolotean sobre mi cabeza, algunas se ríen de mí misma, y otras hasta me golpean el alma sin querer…. Han venido todas a este aquelarre, las frívolas, las huecas, las aisladas, las técnicas, las sentidas y las sin sentido. Las veo, pero no las oigo. Si todas tienen voz propia... ¿Por qué no me hablan? Entonces caigo en la cuenta de que la voz de las palabras depende de la boca que las pronuncia y de como quiera interpretarlas quien  las escucha.
                   Reordeno mis ideas y sentimientos e inicio un diálogo con mi otro yo. La necesidad de hablar del ser humano, sus carencias, sus emociones y pesares me llevan al laberinto de la autentica reflexión;  sobre la existencia, sobre la degradación de los minutos, sobre lo inútiles que resultan los esfuerzos para detener en ese instante la vida…Sigo aquí  y mi yo conmigo, buscando esa luz, ese equilibrio que solo consigo encontrar dejándome desbordar y arrojando al mismo tiempo a los abismos esa parte de mi mas emocional, mas impulsiva…Mientras tanto, el tiempo sigue robándome segundo tras segundo, acechándome el alma con su tic tac obsceno... Arrebatándome el poco aliento que me queda ante tanta pesadilla olvidada. Quitándome con cada inocente tic tac un poco mas de mi  vida.

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