Y al final llegó, apareció como aparece el invierno, sin palabras
y en silencio a oscuras. Torciendo la esquina de esta ciudad adormecida sin
edredón alguno, observado por una luna, lunera preciosa que proporcionaba esa
luz que iluminaba los pocos árboles que quedaban agitados por el simple viento.
Las manos le temblaban.
No sabía si por el frío o por la ansiedad de ese
instante. En cinco minutos se terminaban las esperas, la magia del momento le
regalaría aquel abrazo, tan esperado y le bañaría el alma con aquellos besos
tan deseados, añorados durante más de
una década…Pasiones suicidas de un pasado que hoy se reencontraban de nuevo,
con besos furtivos en los labios dormidos, por los años. Dos cuerpos se unen en
un mismo instante, mientras los sueños de ambos se unen en un cuento con
páginas en blanco, hojas vacías, que carecen de argumento alguno…
Son espacios
en blanco para escribir lentamente y en verso la vida de dos locos muy cuerdos,
que andan perdidos por el laberinto de este amor secreto. Y tal y como había
llegado, se marcho como se marcha el invierno, como un lapso de ensueño,
dejando en el recuerdo la savia de aquellos besos…Aunque ella seguía creyendo
en que eran momentos para añadirle hojas a su vida….